09 octubre 2005


Amal Mohamed, 3º B

La máquina del tiempo.

Érase una vez un pueblecito lejano que estaba contaminado. Los habitantes no vivían felices. Allí vivían unos niños muy amigos, que se llamaban Raquel, Sara, Dani, Cristian y Tina.
Un día, cuando regresaron de la escuela y después de hacer los deberes, los cinco niños fueron a jugar al bosque, jugaron y jugaron hasta que anocheció.
-¿No es un poco tarde?
-Sí, es verdad.
-Debemos ir a casa, si no nuestras mamás se enfadarán.
-Pues venga vamos a casa.
-¡Síííííííííííííí! –Dijeron todos a la vez.
Anduvieron y anduvieron hasta quedar agotados.
-Creo que nos hemos perdido.
-¿Y ahora qué haremos?
-Tenemos que mantener la calma.
Tina, que estaba mirando por los alrededores, observó una pequeña cabaña. Se acercó a ella como si le hubieran dado una orden.
Dani alertado dijo:
-¡Eh! ¿Adónde vas?
Y fueron corriendo hasta Tina.
Pegaron en la puerta de la cabaña.
¡Toc, toc!
Un viejo risueño dijo:
-¡Adelante!
Los cinco niños entraron sorprendidos.
-¿Cómo os llamáis?
Todos los niños se presentaron.
-¿Y tú? –Dijo Sara.
-Yo me llamo Tom pero, si queréis, me podéis llamar abuelo.
-Es un placer conoceros –dijo el abuelo.
-El placer es nuestro –dijeron los niños.
Raquel que curioseaba todo vio una especie de máquina y preguntó al abuelo.
-¿Qué es esto?
-Es una máquina del tiempo.
-¡Oh! ¡Sorprendente! –Dijeron los cinco niños.
-¿Me podríais guardar el secreto?
-Claro que sí, confía en nosotros –respondió Tina.
-Si queréis podéis llamar a vuestros padres desde mi teléfono y que ellos vengan a recogeros.
-Muchas gracias abuelo, eres muy amable –dijo Daniel.
-Venid a visitarme pronto, os espero con entusiasmo.
Al día siguiente, cuando fueron a la cabaña, encontraron la puerta abierta. No encontraron ni rastro de él y buscaron por todas partes.
Sara encontró sobre un pisapapeles una notita que decía: “Antes de mi fin quiero dejar en vuestras manos todas mis cosas, sobre todo la máquina del tiempo y os doy permiso para que viajéis con ella, adiós”
Sara, cuando leyó la nota, se puso muy triste y les llamó a los cuatro: -¡Mirad esto, el abuelo se ha muerto!
Todos se pusieron muy tristes.
Raquel dijo: -¿Por qué no vamos al futuro y vemos lo que ocurrirá dentro de diez años? Así nos consolamos un poco.
-¡Buena idea Raquel! –Respondió Dani.
Se subieron a la máquina del tiempo y se trasladaron al año dos mil quince y justamente llegaron a su pueblecito y encontraron a su pueblo desierto y no había ni plantas ni árboles ni nada y no había oxígeno, sólo dióxido de carbono, no había seres vivos, el aire estaba contaminado con los humos de los coches, las calefacciones y las fábricas y el aire era tan gris que las casas de los niños se volvieron grises y se dieron cuenta de que eso ha pasado por culpa de nosotros, los seres humanos, por no cuidar a las plantas y árboles.
Tina dijo: -¡Oh qué horror, no hay oxígeno! Tenemos que irnos lo antes posible, si no nos moriremos. –Y regresaron al dos mil cinco.
-Tengo una idea –dijo Cristian- Podemos contárselo a todo el mundo y decirles que cuiden bien de los árboles y las plantas.
Y así lo hicieron, se lo dijeron a todo el mundo, pusieron pancartas y carteles que decían: “CUIDAR NUESTRO PLANETA ES COSA DE TODOS. POR FAVOR, CUIDEMOS LAS PLANTAS. DIN LAS PLANTAS NO PODEMOS VIVIR”
Y hasta hicieron un mural con la ayuda de sus compañeros de clase que explicaba la importancia de las plantas.
El pueblecito comprendió y dejó de maltratar a los seres vivos y...
COLORÍN, COLORADO,
ESTE CUENTO SE HA ACABADO
Pero, chicos, todavía en el mundo hay quien maltrata a las plantas y por eso nosotros no debemos hacer lo mismo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta página es una de las mejores que e visto,lo que más me a gustado
a parete del teatro es que trata demi colegio y salen amigos y primos.

Anónimo dijo...

Esta pagina es una de las mejores que e visto,lo que más me a gustado a parte del el teatro es que se trata de mi colegio y salen amigos y primos.